¿Cuáles son los miedos que nos impiden crecer y que nos acompañan toda la vida? Esta pregunta puede tener respuesta en el Eneagrama, que es una antigua sabiduría de origen sufí que data aproximadamente del año 2500 a. C., y que resulta una gran herramienta para conocernos a fondo. Se simboliza con una figura geométrica que se compone de nueve elementos o números, ordenados dentro de un círculo que representa al todo, a la vida y al ser humano.
Me gusta la manera en que Roberto Pérez y Andrea Vargas, expertos en el tema, definen los miedos básicos como adicciones. Cada personalidad tiene la suya, como podrás ver a continuación.
Las personalidades y sus miedos
Uno: El perfeccionista, tiene miedo a fallar, a ser malo o corrupto.
Dos: El ayudador, tiene miedo a que no lo quieran, al rechazo.
Tres: El ejecutor, tiene miedo al fracaso, al ridículo.
Cuatro: El creativo, tiene miedo al abandono, a no ser valorado.
Cinco: El investigador, tiene miedo a que la gente lo invada, a sentir.
Seis: El cuestionador, tiene miedo a lo desconocido.
Siete: El optimista, tiene miedo a tocar el dolor, el sufrimiento.
Ocho: El protector, tiene miedo a que lo perciban como débil, a no poder.
Nueve: El mediador, tiene miedo a enfrentar sus problemas, a imponer su postura y quedarse solo.
El miedo básico y su centro de inteligencia
Las nueve personalidades se dividen a su vez, en tres grupos, de acuerdo con el centro de inteligencia dominante: corazón, mente o instinto. El miedo básico que rige cada triada subyace a los miedos mencionados, se encuentra en el origen de ellos.
Hemos hablamos sobre el rechazo como el miedo básico de las personalidades cuyo centro de inteligencia es el corazón –uno, dos y tres–. Cada personalidad de esta triada lo interpreta de forma diferente.
En esta ocasión, veremos el miedo básico de las personas que básicamente filtran la vida y toman decisiones guiados por la mente –cinco, seis y siete–. Estas tres personalidades comparten el miedo a la realidad.
Las de personalidad 5: Son personas que suelen ser calladas, analíticas y solitarias. Para ellas, la realidad es problemática. Cuando salen de su mente a la realidad se dan cuenta de que la gente se queja, es complicada, habla de sentimientos tontos, no entiende, el cerebro no les da. Además, consideran que los demás los invaden, les demandan tiempo y espacio, incluso se vuelven dependientes de ellas. Por eso prefieren aislarse, observar y no participar. Generalmente están en su mundo, dentro de su mente o cueva, que es en donde encuentran seguridad.
Las de personalidad 6: Son personas leales, responsables, cautelosas y escépticas. Para ellas, la realidad es peligrosa. Salir a la calle es peligroso, quedarse en la casa es peligroso. Estar vigilante y a la defensiva se convierte en una forma de vida. Necesitan sentir seguridad, misma que encuentran en la familia, en su círculo de amigos o en su pareja.
Las de personalidad 7: Son personas alegres, divertidas, aventureras y seductoras. Evaden la realidad pues lo que más temen es enfrentar el dolor, el sufrimiento, el aburrimiento, la rutina y el enfado. Su refugio es la distracción. Por eso ven la vida a través de una lente optimista, donde “todo es divertido, aquí no pasa nada”. Al evadirse y buscar actividades placenteras encuentran seguridad. Así, se vuelven adictas al placer.
Podríamos terminar este grupo diciendo que el aislamiento, la familia y el placer son sus adicciones. Los miedos básicos, son parte de la vida de todo ser humano; nuestro reto es conocerlos, conquistarlos y no dejar que nos dominen.