¿Qué es la frecuencia vibratoria? | Gaby Vargas

¿Qué es la frecuencia vibratoria?

Decía San Agustín que

“la gente viaja para maravillarse de la altura de las montañas, de las grandes olas del mar, del caudal de los ríos, del vasto compás de los océanos, del movimiento circular de las estrellas, sin embargo, pasa una frente a otra sin nunca asombrarse”.

Es muy cierto que no apreciamos el milagro que somos, de hecho, una de nuestras carencias como personas es que estamos atrapadas en la fuerza centrífuga de la vida exterior, por ello ni siquiera nos percatamos de que los seres humanos enviamos y recibimos información energética de manera constante.
Cuando entramos a un lugar que nos acoge solemos decir “Qué buena vibra tiene este lugar”, o al estar con alguien que nos parece muy agradable podemos atribuirlo a “que vibramos en la misma frecuencia”, ¿cierto?

Durante el siglo xx, los físicos descubrieron que la materia es en realidad energía y cada elemento vibra con distinta frecuencia. Como decía Nikola Tesla: “Si quieres entender el Universo, piensa en energía, en frecuencia y en vibración”.
Los seres humanos somos "dispositivos inalámbricos" con energía electromagnética producida principalmente por el corazón, seguido del cerebro y cada célula del organismo. Para descodificar la energía que emitimos y nuestro nivel de frecuencia vibratoria inclusive se han creado magnetómetros.

¿Qué determina la frecuencia vibratoria?
Lo que determina la frecuencia vibratoria tanto de nuestros pensamientos como de nuestras emociones es nuestro estado de ánimo. Recordemos que las emociones son en sí mismas sólo información, no hay emociones buenas o malas. Las emociones que llamamos positivas, por la manera en que nos hacen sentir –como el amor, el aprecio, la gratitud y demás–, nos llevan a vibrar en frecuencias altas y rápidas. Podríamos compararlas con vivir y ver la vida desde el penthouse de un edificio. A esa altura recibes más luz, más aire y tienes mejor vista.
En cambio, cuando nuestras emociones y pensamientos son de depresión, envidia, celos o preocupación, etcétera, emociones que nos hacen sentir mal, las llamamos negativas. Y cuando las experimentamos vivimos en el sótano tres del edificio: en la oscuridad, con humedad, sin luz ni ventilación.
Tener conocimiento de estos aspectos nos da la capacidad de no ser víctimas de la vida, sino creadores. No se trata de vivir en una burbuja, esa no es la medida de una vida exitosa, sino de saber que hay lugares en donde podemos elegir cómo vivir.
Muchas veces creemos que los sentimientos buenos o malos nos los provocan las circunstancias. Son siempre los “otros” los que nos hacen enojar, los que nos decepcionan. Si obtengo lo que deseo, seré feliz o me sentiré en paz. En cambio, si no lo obtengo, me sentiré frustrado. Pero las emociones no nos suceden, no son el resultado de las circunstancias.
Una forma de ampliar nuestra intuición y nuestro estado de conciencia, es monitorearnos de manera frecuente y preguntarnos: ¿qué energía irradio en este momento?

A continuación, te comparto una manera en la que podemos entrenar y afinar esa habilidad para percibir mejor la energía de los otros y de los lugares:

La próxima vez que te encuentres reunido con la familia, con compañeros de trabajo o en una fiesta, sólo observa de manera consciente, en silencio y sin juzgar.
Respira hondo y conéctate a ese mundo sin palabras que está dentro y fuera de ti para entrar en un estado de coherencia, ese lugar en donde todos somos uno.
Trata de ir más allá del nivel del lenguaje y lo que dicen las personas, sólo observa su energía.
Puedes practicar con cada una de las personas presentes. Verás que pronto comenzarás a leer de manera más precisa lo que en ese momento sienten.
Sin juzgar, determina el estado de ánimo de cada una de ellas, por ejemplo, si es “ecuánime”, está “nerviosa”, “enojada”, “en control”, “culposa” y demás.
Observa cómo puedes percibir dicho estado de ánimo sin involucrarte, lo que te dará una visión más clara de las cosas.
Procura permanecer en silencio sin emitir tu opinión y percibe qué pasa, cómo te sientes, si te cuesta trabajo, si puedes fluir bien en ese entorno.
Confía en tu instinto. Desde ese lugar, ten la seguridad de que la información es acertada.
Recuerda monitorearte y darte cuenta de la energía que generas y diseminas en el ambiente, con la consciencia de que todos somos vibración.

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