Sentada en la playa, admiro los tonos turquesa del mar de Cancún y su arena amarfilada, mientras la brisa fresca me invita a cerrar los ojos y darme cuenta del paraíso en el que habitamos.
En el aeropuerto compré la revista National Geographic del mes de marzo, en sus páginas me asombra enterarme de estas maravillosas “casualidades” que hacen posible que tú y yo hoy, disfrutemos de la vida. Permíteme compartirlas contigo:
1. Nuestro planeta recicla el CO2. El bióxido de carbono es un gas que atrapa el calor, lo que permite conservar caliente la superficie de la Tierra y albergar vida.
2. La placa de ozono bloquea los rayos dañinos. En los mares antiguos, organismos parecidos a las plantas liberaron oxígeno a la atmósfera y crearon una capa de ozono que ha servido para protegernos de una radiación letal.
3. La luna estabiliza nuestro tambaleo axial. La Tierra está inclinada con respecto al Sol y se balancea conforme rota en un bamboleo de 2º. Sin la Luna, ¡nuestro planeta tendría una oscilación de 20º! El diminuto vaivén puede hacer que haya un cambio de clima, de caliente a helado, cada 41 mil años.
4. La superficie puede albergar muchas formas de vida. Gracias al movimiento de las placas tectónicas se formaron diferentes hábitats y terrenos. Esto ayudó a que la vida se diversificara y sobreviviera a varias extinciones masivas.
5. Las tormentas solares se desvían. Las hermosas auroras boreales son una indicación de la existencia del campo magnético de la Tierra, el cual desvía la mayor parte de la radiación dañina del Sol y sus erupciones.
6. Estamos a la distancia exacta del Sol. Nuestro planeta orbita en la zona llamada “Ricitos de oro”, ubicada ni muy lejos ni muy cerca del Sol, lo que permite que el agua se mantenga líquida.
7. Estamos situados a una distancia segura de los gigantes gaseosos. Si las órbitas de los planetas más grandes del sistema solar estuvieran más cerca de nosotros, tendríamos poderosos tirones de gravedad y nuestra cercanía al Sol fluctuaría de manera desastrosa.
8. El Sol tiene el tamaño perfecto que lo hace estable y duradero. Si fuera más grande, sería más caliente, lo que haría que perdurara menos y nuestra vida en la Tierra sería imposible. Si fuera menos masiva y más joven sería inestable y nos bombardearía con estallidos de radiación. ¿No es increíble?
9. Nuestro núcleo interior y exterior son perfectos. En el centro de la Tierra tenemos suficientes elementos radiactivos para alimentar un núcleo activo durante miles de millones de años. Esto crea un campo magnético que protege al planeta de peligros como las llamaradas solares.
10. Los planetas gigantes nos protegen desde lejos. Júpiter, por ejemplo, adelgaza el cinturón de asteroides, lo que nos protege de colisiones frecuentes que podrían desatar la extinción de especies.
11. El Sol nos protege de desechos galácticos. El Sol envuelve a sus planetas en una burbuja de partículas cargadas que repelen la peligrosa radiación y materiales amenazantes del espacio interestelar.
12. Estamos en el punto exacto y seguro entre los brazos principales del disco galáctico. Nuestro sistema solar y su órbita casi circular, nos ayuda a evitar peligrosas regiones interiores de la galaxia.
13. Nuestra galaxia está lejos de cúmulos estelares. Esto nos protege de estallidos de rayos gama o de supernovas que colapsan.
Bastaría que una sola de esas 13 casualidades no se diera para que tú y yo no existiéramos. ¿Te das cuenta del tamaño de privilegio que esto significa?