Si estuviste de vacaciones, si has trabajado mucho y el estrés te ha llevado a ingerir alimentos nada nutritivos, si te sientes embotado y con la mente fuera de foco, si has tenido muchas eventos fuera de casa y has bebido más que de costumbre, si notas que en tu piel aparecen más impurezas de lo normal, si tienes problemas digestivos o bien si en tu cuerpo aparecen pequeños dolorcitos por todos lados sin razón alguna, quizá sea tiempo de que ayudes a tu organismo a desintoxicarse un poco.
Nuestro cuerpo es profundamente sabio y tiene la capacidad de desintoxicarse solo a través de los riñones, los intestinos, los pulmones, la linfa y la piel; sin embargo, cuando abusas de él en diversas formas, el proceso se hace lento, dada la acumulación de toxinas. Así que el día que decides darle una mano para ayudarlo a hacer mejor su trabajo de limpieza, cada célula en tu organismo sonríe y lo agradece.
Descanso, purificación y nutrición
A lo largo de la historia en diferentes culturas tan antiguas como la china, la hindú con su medicina Ayurvédica, la griega, la árabe con sus diversos baños como el Hammam, hasta nuestros propios Aztecas con sus rituales en el Temazcalli con vapores medicinales, ya utilizaban distintas formas de desintoxicación con el fin de conseguir salud, a través del descanso, la purificación y la nutrición.
Lo anterior promueve que el cuerpo pueda eliminar y remover toxinas de adentro hacia fuera y lo protege de enfermedades para que funcione de manera óptima.
¿Qué nos intoxica?
Si bien hoy nuestro mundo moderno nos ofrece innumerables ventajas, también nos ofrece desventajas como las múltiples formas de contaminación y químicos a los que estamos expuestos a diario.
Son tóxicos en mayor o menor grado los colorantes, aditivos, conservadores contenidos en los alimentos, así como los químicos agrícolas y pesticidas que se usan en la siembra. También lo son la polución en el aire y los medicamentos, por dar algunos ejemplos. Esto provoca que haya un desbalance químico que afecta tu sistema inmunológico.
Además de las formas conocidas para desintoxicar el organismo como: beber mucho agua, eliminar el consumo de café, alcohol y azúcar, consumir alimentos orgánicos con fibra y hacer ejercicio, te comparto tres muy efectivas.
1.- Ingiere sólo jugos durante un día. Si eres una persona sana, no tienes diabetes, no estás embarazada y no eres menor de edad, nada mejor que ponerte un día a dieta solamente con jugos. Cuando tomas un jugo lleno de nutrientes y enzimas vivas, los antojos desaparecen por completo; incluso te sientes satisfecho como si hubieras ingerido una comida completa y se quita el hambre. Pero además, la piel se revitaliza y con mejor energía. Por otro lado, darle a tu organismo solamente jugos es un descanso, pues le permite emplear en su limpieza la energía que normalmente requiere para digerir la comida sólida. Cuando bebes jugos vivos –es decir, crudos– tus células se inundan de nutrientes.
2.- Suda dentro de un sauna.- Existen dos tipos de sauna: el tradicional finlandés que consiste en un cuarto de madera con piedras calientes al interior y uno más moderno que emplea calor por rayos infrarrojos. Los dos se basan en el principio de calentar el cuerpo para causar sudoración profunda, dilatar los poros, generar mayor circulación y eliminar bacterias, toxinas y químicos en el cuerpo. Además el calor del sauna libera endorfinas y relaja del estrés, alivia dolores en articulaciones y músculos, promueve el sueño profundo y ayuda a quemar calorías. Por si fuera poco, el sistema inmunológico se fortalece y la piel adquiere tono, elasticidad, textura.
Hay quienes prefieren el sauna tradicional que requiere una temperatura de unos 80º a 100º para sudar y gustan del vapor curativo que se crea; y quienes optan por el de rayos infrarrojos que con llegar a los 40º y 55º es suficiente para sudar porque el calor es más penetrante. Con cualquiera de los dos, te sentirás renovado y rejuvenecido, restaurado en el cuerpo y la mente. Sin embargo si tienes algún padecimiento, consulta a tu médico.
3.-Cepilla tu cuerpo.- Solemos cepillar el pelo y los dientes a diario, sin embargo nunca nos acordamos de cepillar la piel. Esto realizado con un cepillo de cerdas suaves y naturales, no sólo estimula la circulación sino elimina células muertas que impiden que la eliminación de toxinas y la penetración de las cremas hidratantes a la piel que apliques. Aquí te comparto cómo hacerlo:
Comienza con los pies y cepíllalos en pequeños círculos suaves hacia arriba, en especial atiende las áreas donde se suele retener líquidos como los tobillos; continúa con las pantorrillas y muslos de la misma forma. Después cepilla tu abdomen y cadera con la dirección de las manecillas del reloj; ahora sube a tus brazos y antebrazos y procura que tus movimientos sean hacia fuera como si te estuvieras sacudiendo las células muertas.
Practica estos tres consejos y como te mencioné, sentirás cómo cada una de tus células sonríe y te lo agradece.