No es tan importante lo que consigues al lograr tus metas, sino en lo que te conviertes. H. D. Thoreau.
Nadie antes lo había logrado. Muchos nadadores profesionales –hombres y mujeres– lo intentaron desde 1950 sin éxito alguno. El reto era cruzar a nado 166 kilómetros, unos de los más peligrosos del océano: la distancia entre Cuba y Florida.
Diana Nyad había querido hacerlo cuatro veces antes de lograrlo, cuando tenía treinta años menos. En aquellas ocasiones fracasó debido a la hipotermia, a las mareas adversas e impredecibles del golfo, a tormentas eléctricas y a la picadura del aguamala más venenosa que hay, la llamada cubomedusa o avispa de mar. Mas todo lo anterior la hizo más fuerte.
Después de estar tres décadas retirada del nado profesional el sueño seguía vivo. Un día, al cumplir 60 años, la asaltaron pensamientos sobre el tiempo que le quedaba de vida y lo que haría con ese tiempo único y precioso para seguir adelante sin remordimientos. Estos cuestionamientos la llevaron a intentarlo por quinta vez a los 64 años de edad.