Te pido que intentes ir más allá del mundo de las palabras para encontrar la respuesta a la pregunta que titula esta columna. Con frecuencia estamos tan desconectados que, de manera rápida, contestamos con palabras que maquillan las verdaderas sensaciones.
Te lanzo de nuevo la pregunta: ¿cómo deseas vivir? Y no me refiero a que pienses en un futuro inalcanzable y promisorio, sino al hoy, el ahora. Tampoco me refiero a rodearte de cosas materiales que, si bien es loable, no es la vía para la verdadera dimensión del gozo y la felicidad. Mucho se ha escrito sobre personas que se sacan la lotería y su vida se vuelve aún más difícil.
La pregunta atañe a la dimensión espiritual; sin ella, es difícil resolver a fondo la vida diaria o las circunstancias o dificultades que se presenten. Cuando tu cuerpo espiritual es sólido, entonces puedes enfrentar cualquier tipo de situaciones con paz. Vivir en paz podría ser eso que todos anhelamos, ¿cierto? Veamos cómo lograrlo.
Atención plena o mindfulness
Silencia tus pensamientos y ábrete a la experiencia de sentir tu verdadero ser, de conocerlo y de visitar ese lugar en donde todo es perfecto, tú eres perfecto. Esto es lo que por siglos las religiones y las diversas creencias espirituales nos han dicho que es el medio para encontrar nuestro camino en la vida.
La práctica anterior se conoce como atención plena o mindfulness y es la clave para generar a voluntad un sentimiento de gozo y de plenitud. Cómo lograrlo es lo que compartiré a continuación. ¿Te imaginas poder tocar la felicidad las 24 horas del día, sin importar dónde te encuentres? ¿O poder estar en contacto con el mundo de las no palabras, con el mundo de Dios, de la Conciencia o Inteligencia Divina cuando lo sientas necesario? Pues es perfectamente posible.
En este preciso momento, por ejemplo, ¿cómo te sientes, qué sensaciones físicas tienes, cómo están tus emociones?
Cuándo estás con determinada persona, ¿cuál es tu sentir, cuál es su energía y cuál la tuya? Las verdaderas respuestas se encuentran en el mundo sin palabras. Para llegar a él, te invito a practicar lo que todas las tradiciones místicas y religiosas por siglos han afirmado: respirar.
La respiración te trae de regreso a casa y cuando la mente y el corazón están conectados, estamos totalmente vivos y entonces contactamos las maravillas que la vida nos ofrece.
Estoy segura de que sabes mucho e incluso practicado con frecuencia diversas técnicas de respiración. Todas son muy buenas, siempre y cuando las realicemos.
Si has leído alguno de mis libros, sabrás que es un tema recurrente en muchos de ellos, sin embargo, lo retomo porque en verdad es la base, el secreto, la puerta para llegar a nuestro interior. Y, sin embargo, ¡se nos olvida tan fácil!
Respirar despierta al corazón
En esta ocasión, te comparto una técnica del monje budista y maestro zen, nominado al Premio Nobel de la Paz: Thích Nhất Hạnh, cuyas pláticas te recomiendo escuchar en las diversas fuentes de Internet.
Si respiras con conciencia y estás atento a la inhalación y exhalación, tu mente y cuerpo regresan al ahora y al aquí, liberándose del miedo y la ira, del pasado o el futuro. Es la forma más sencilla y efectiva de evitar el sufrimiento.
Aquí encontrarás cómo lograr un estado de atención plena:
Respira. Respirar profundo es un acto poderoso, es la piedra angular de la longevidad y la iluminación. Con tan sólo una larga exhalación tu cuerpo se transforma por completo: cambia tu cerebro, tu balance hormonal y tu intuición.
Relaja tu cerebro. Esto también relaja tu cuerpo y tu organismo produce una serie de hormonas de bienestar que lo reparan.
Trata de sentir la energía de vida que corre tu interior. Siente el flujo de sangre por las manos, el latir de tu corazón o cómo el aire llena poco a poco tus pulmones y sale de ellos.
Al inhalar piensa: “estoy consciente de mi corazón” y al exhalar sonríele. Abrázalo con tu mente, mándale amor con tu energía y cuídalo.
Puedes hacer este ejercicio con tus ojos, oídos, piernas y hasta células. Reconoce cada parte de ti, escanéala con la energía de tu atención. Con el rayo de la conciencia puedes visitar todas las partes de tu ser y al mismo tiempo conseguir un estado de atención plena que, con la práctica, te llevará a vivir en paz.