Nunca olvidaré mi primera consulta con el doctor Rubén Poplawsky. Literalmente había acudido obligada por algunos de sus pacientes, hartos ya de mis permanentes resfríos e infaltables jaquecas vespertinas. […] Al iniciar la consulta estaba preparada para describirle mis síntomas físicos, por ejemplo, referirle la frecuencia con que me resfriaba y la posible fuente de contagio…. Sin embargo, lejos de indagar acerca de estos temas, aparentemente lógicos para mi prevista curación, el doctor me sorprendió con una pregunta: “¿Qué sientes si te enteras de que alguien habla mal de ti?” […] Luego de esa sesión, me sentí invadida por una mezcla de tranquilidad, alegría, sorpresa. […] Por supuesto los resfríos y las jaquecas pasaron a la historia.
Cuando el alma duele, el cuerpo enferma
