A la pregunta: “¿Qué es en realidad lo que poseo?” Los sufíes responden sin titubeos: “Lo único que tienes es aquello que no perderías en un naufragio; posees sólo una riqueza de la vida que no para nunca: la inhalación que entregas a la exhalación y la exhalación que entregas a la inhalación”.
La respiración es la señal inequívoca de que estas vivo. Cada célula de tu organismo depende de ella para sobrevivir y estar sana. ¿Qué tanto la valoras o la agradeces?
Sabemos que el estrés nos provoca hacer cosas poco sanas y nos incita a decir cosas que no deseamos a los que más queremos. Además, en la casa, en el trabajo y en la calle todo parece moverse más de prisa.
Los pequeños bips de los aparatos electrónicos que suenan y exigen nuestra atención inmediata. La publicidad que grita por todos lados para que le pongamos atención. ¿Quién tiene tiempo de pensar en respirar bien? Bah, la damos por un hecho.
Como diría Eckhart Tolle: “El estrés es señal de que has perdido el presente.” Muchos sacrificamos el presente para vivir en el futuro.
Pensamos que la felicidad está en ese lugar inalcanzable y esperamos hasta que la noche llegue para entonces permitirnos descansar en la oscuridad y el calor de nuestras camas. Por suerte tenemos la tecnología más avanzada para reducir el estrés en el momento en que lo deseamos. No, no es el teléfono, es tu respiración.
La respiración te da calma en el caos.
A diario inhalamos y exhalamos un promedio de 20 mil veces para absorber el oxígeno necesario, pero al vivir con estrés, respiramos corto, sólo con la parte alta de los pulmones, lo que no garantiza una oxigenación óptima.
Si bien es el primer acto instintivo que realizamos al nacer, sentir cómo entra y sale el aire por la nariz de manera consciente, tiene aplicaciones terapéuticas. Nunca es tarde para aprender a respirar bien.
A donde va tu pensamiento la respiración lo sigue
¿Sabías que la respiración va de la mano con el pensamiento? Dar y recibir, como la respiración, es el eterno ciclo de la vida. Al dominar la respiración, dominas la mente e incrementas la inspiración, el entusiasmo y la vitalidad. Veamos, cuando:
- Tu respiración es larga y profunda, el pensamiento es centrado y sereno.
- Tu respiración es corta, sólo con la parte superior de los pulmones, llevas lo mínimo de oxígeno a tus células y no usas toda la capacidad pulmonar que la vida te dio. El estrés del día y las prisas te roban la inspiración y son la causa de que respires así de mal.
- Inhalas corto y exhalas largo, muestras un estado de melancolía o añoranza, como no queriendo dejar ir el pasado.
- Inhalas largo y exhalas corto, demuestras ánimo, orgullo y exaltación. ¿Lo has notado?
- La inhalación y la exhalación son rítmicas y balanceadas, la mente está clara y tranquila, te sientes centrado, en un estado de armonía y serenidad.
- La respiración se vuelve casi imperceptible, con la quietud mental, dejas de pensar, por ejemplo, al meditar.
- La respiración se corta, cuando sientes un dolor muy fuerte, estrés o ansiedad. Cuando te sientes débil o muy cansado.
- La respiración se acelera, si detectas peligro, con la excitación sexual o al practicar algún ejercicio cardiovascular lo que ayuda a capotear la depresión.
Es por eso que controlar la respiración calla el ruido del cerebro y crea paz interna y serenidad. Sin contar que el oxígeno que inhalas, provee de energía y salud, a cada una de tus células para que funcionen mejor.
Inhala y exhala mientras agradeces poder hacerlo, porque es señal inequívoca de que estas vivo.