¿Cómo encontrar el gozo de cara al inevitable sufrimiento en la vida?
Dos amigos de mundos totalmente opuestos, ambos laureados con el Premio Nobel de la Paz, se reunieron durante una semana en abril del 2015 en la ciudad de Dharamsala, en India, para contestar esa simple pregunta. Son, por supuesto, el Dalai Lama y el arzobispo Desmond Tutu. fuese reunieron para celebrar el cumpleaños 80 del primero y para compartirnos la manera en que han encontrado la paz, el valor y el gozo durante sus largas vidas de exilio, opresión y violencia.
La pregunta los obligó a ambos a revisar su historia. El resultado de la plática, debate y exploración fue captado por Douglas Abrams. Entre los tres nos regalan un libro que es un tesoro llamado The Book of Joy. En él muestran cómo transformar el gozo en un rasgo perdurable y no pasajero.
En la cotidianeidad, ¿es posible el gozo a pesar del temor al contagio del virus que nos ha cambiado la vida, a pesar del miedo a no proveer a nuestra familia con lo necesario, no obstante el enojo debido a quienes nos han hecho mal o sin embargo la pérdida de ser querido? ¿Cómo abrazar la realidad de nuestra vida y aceptarla en su totalidad? Si nuestras vidas están en equilibrio, ¿cómo vivir en el gozo cuando tanta gente sufre a causa de la pandemia, la pobreza o el desempleo?
“El sufrimiento es inevitable; sin embargo, nadie puede quitarnos la libertad de elegir cómo responder a él”, comienza el libro. Con esta premisa nos hacen saber desde la primera página que, sin importar lo que ellos digan u opinen, la decisión de la actitud que tomar está en cada uno.
Las reflexiones de ambos me hacen subrayar gran parte del libro. Comparto con ustedes, querido lector y querida lectora, algunas de las ponderaciones que me parecen importantes.
El arzobispo y pacifista africano tiene un pasado de lucha contra el apartheid y enfrenta en el presente el cáncer de próstata, camina con un bastón negro con mango de plata y forma de galgo y dice: “Somos creaturas frágiles, y es desde esa debilidad, no a pesar de ella, que descubrimos la posibilidad del verdadero gozo”. Y agrega: “Descubrir más gozo no –y me apena decirlo– nos salva del inevitable sufrimiento y del desamor. De hecho, podemos llorar más fácil, pero reiremos con más facilidad también. Quizá sólo estamos más vivos. Sin embargo, conforme descubrimos más gozo, encaramos el sufrimiento de una manera que ennoblece y no amarga. Sufrimos sin volvernos tiesos. Sentimos el desamor sin quebrarnos”.
¿Cuál es el propósito de la vida?
Abrams dirigió la pregunta por el gozo al Dalai Lama, líder religioso del budismo tibetano. Su santidad se recargó en el asiento y se frotó las manos: “El propósito de nuestra vida es encontrar la felicidad [...] La fuente última de la felicidad está dentro de nosotros. No es el dinero, no es el poder ni el estatus. Algunos de mis amigos son billonarios, pero es gente descontenta. El poder y el dinero fallan al proporcionar paz interior. Los logros externos no brindan el verdadero gozo. Tenemos que ver adentro”. Y advierte: “El verdadero problema está aquí arriba”, mientras apunta hacia la cabeza.
Más adelante, Desmond Tutu comenta: “Cuando persigues la felicidad, no la encontrarás. Es muy, muy elusiva [...] No la encuentras al decir: ‘Me voy a olvidar de todo y sólo perseguiré la felicidad’. Es maravilloso descubrir que lo que en realidad buscamos no es la felicidad. Yo hablaría de gozo. El gozo absorbe a la felicidad. El gozo es la mejor cosa.
”En la vida habrá frustraciones. La pregunta no es: ¿cómo escapo de ellas? Es: ¿cómo encaro esto en forma positiva?”
Continuaremos…