“Hay que hacer ejercicio aunque sea para brazos, porque cuando alguien te saluda y los toca de manera casual, piensa que como están tus brazos, estás toda.” Cómo nos reímos y bromeamos mis amigas y yo al escuchar esta frase cargada de ironía pero muy cierta, que se aplica tanto a hombres como a mujeres.
Cuando por alguna circunstancia tomas a alguien por el brazo, o la tocas con las yemas de los dedos –en las que tenemos millones de receptores que envían información al cerebro–, nos percatamos de su tono muscular, fortaleza, edad, condición física, amén de darnos una idea de la disciplina o falta de ella que la persona tiene para hacer ejercicio.
No hay duda de que estar fuerte es el nuevo atractivo sexual. Si bien milenariamente ésta ha sido una característica masculina y muchas mujeres lo consideran sexy, los estudios muestran que un hombre con músculos marcados –sin exagerar–, simboliza para la mujer la supervivencia de ella y de los suyos, capacidad de respuesta ante un peligro, acción, protección y movimientos ágiles en caso de que sea necesario. Por lo que evolutivamente es un atractivo irresistible. Y a la inversa sucede lo mismo en la mente de los hombres.
Muchas mujeres hemos incorporado rutinas de resistencia, de fuerza y de peso a nuestros ejercicios diarios. Si bien lo hacemos para lucir bien, es lo mejor para nuestros huesos, músculos y salud en general. Cualquier movimiento que ponga una presión sana en ellos, puede prevenir la osteopenia o la osteoporosis, que no son más que la pérdida de densidad ósea, la primera menos severa que la segunda, pero en ambas el hueso se vuelve más poroso, lo que en un futuro puede causar serios problemas.
Trabajar con el cuerpo en armonía en algún tipo de ejercicio de alto impacto ayuda a construir hueso y músculo, ya sea brincar, escalar o salir de excursión. También son beneficiosos los ejercicios funcionales, como el Crossfit –que empezó como un entrenamiento para policías que mezcla pesas, atletismo, gimnasia y resistencia–, la yoga tipo Asthanga, el pilates o el box. Aunque hay que tener cuidado con el Crossfit y no dejarnos llevar por la adrenalina que produce el grupo y el momento, ya que es fácil lastimarse las articulaciones. Escucha siempre a tu cuerpo cuando te diga “ya basta”, “ya me cansé” y evita doblegarlo más allá de lo que resiste. El ejercicio se tiene que incrementar poco a poco, sin vanidad y conscientemente.
Además, con estos ejercicios se trabajan diferentes aspectos, como la resistencia cardiovascular y respiratoria, resistencia muscular, fuerza, flexibilidad, potencia, velocidad, agilidad, psicomotricidad, equilibrio, y precisión, que estimulan todos los sistemas de tu organismo.
Sarcopenia, ¿qué es?
Además de darnos todo lo anterior, el ejercicio de fuerza y resistencia nos ayuda a conservar la masa muscular. ¿Sabías que si eres una persona sedentaria, entre los veinte y los treinta años de edad puedes comenzar a perder masa muscular? A esto se le llama sarcopenia, palabra de origen griego cuyo significado es horrible: “carne pobre”. Cuando eres joven ni lo notas, pero con el paso de los años el cuerpo empieza a cambiar y no siempre para bien: comienza a acumular más grasa –por lo general en la parte central del cuerpo–, al mismo tiempo que pierde tejido muscular. Es decir, se invierten los pesos, lo que antes era músculo, se vuelve grasa.
Lo curioso es que no lo detectamos porque la báscula sigue marcando los mismos kilos que solíamos tener y la ropa nos sigue quedando.
Claro, ya cuando llegamos a los 50 o los 60 años de edad, si antes no hiciste algo para prevenir la sarcopenia, el remedio se vuelve un poco más complicado. ¿Cuál es el riesgo? Pues que al no tener masa muscular, los huesos se vuelven débiles, quedan desprotegidos, pierdes equilibrio, no tienes fuerza en las extremidades para responder, por ejemplo, a una caída; todo lo cual acelera el proceso de envejecimiento e impide que en un futuro seas una persona independiente, lo que me parece algo terrible.
Adquirir tono y fuerza muscular, sin exageración, por ejemplo, con el levantamiento de pesas, además de que te hace ver y sentir más atractivo, te ayuda a deshacerte de la grasa rebelde, te ayuda a eliminar el estrés, a evitar enfermedades de corazón y el cáncer, fortalece huesos, tendones y articulaciones, además de mejorar tu postura y moldear tu figura como ningún otro ejercicio lo logra. Y por si fuera poco, estimula millones de neuroconexiones que nos dan habilidades para la vida diaria. Y por supuesto, todo lo anterior colabora a que tu autoestima crezca enormemente.
Es importante practicarlo bajo la supervisión de un entrenador dos o tres veces por semana, para permitir que los músculos se recuperen.
El momento es ahora
Nunca es tarde para transformar tu cuerpo. No hay límite de edad para adquirir flexibilidad y tono muscular. El cuerpo es asombrosamente noble, y si bien, en cuanto lo empieces a trabajar tendrás un reclamo de parte de cada célula que no ha estado acostumbrada a que te ejercites, es decir, te dolerá todo; después de quince días tus sistemas comenzarán a sentir los beneficios y te lo agradecerán enormemente. La forma de percibirlo es que sentirás un bienestar incomparable. En verdad, la satisfacción que te proporciona el ejercicio a nivel emocional y mental es invaluable. Si no lo has hecho todavía, comienza ya. Lo dicho: el nuevo atractivo es estar fuerte.