¿Te imaginas abrazar al ser que más amas y carecer de la capacidad de sentir el amor y el gozo? o ¿Qué pasaría si al terminar el maratón para el cual tanto te preparaste, no pudieras experimentar el orgullo y la emoción de haber logrado la meta? O simplemente visualiza levantarte por la mañana ante un amanecer hermoso pero… te das cuenta de que no puedes sentir nada. ¿Tendría la vida el mismo sentido?
Estamos tan acostumbrados a convivir con nuestras emociones que las damos por un hecho. Podríamos comparar la sensación con ver una película de terror, de amor o de aventura sin música de fondo. ¿La disfrutaríamos igual? Aunque parezca increíble, el reír, llorar, apasionarnos o sufrir, es lo que le da no sólo color y textura a nuestra existencia, sino sentido. Es por eso que anhelamos y buscamos las emociones, aunque no siempre de una manera consciente: nos hacen sentir vivos.
El poder de las emociones
