¿Te imaginas abrazar al ser que más amas y carecer de la capacidad de sentir el amor y el gozo? o ¿Qué pasaría si al terminar el maratón para el cual tanto te preparaste, no pudieras experimentar el orgullo y la emoción de haber logrado la meta? O simplemente visualiza levantarte por la mañana ante un amanecer hermoso pero… te das cuenta de que no puedes sentir nada. ¿Tendría la vida el mismo sentido?
Estamos tan acostumbrados a convivir con nuestras emociones que las damos por un hecho. Podríamos comparar la sensación con ver una película de terror, de amor o de aventura sin música de fondo. ¿La disfrutaríamos igual? Aunque parezca increíble, el reír, llorar, apasionarnos o sufrir, es lo que le da no sólo color y textura a nuestra existencia, sino sentido. Es por eso que anhelamos y buscamos las emociones, aunque no siempre de una manera consciente: nos hacen sentir vivos.
Si bien las emociones no son buenas ni malas, son simplemente una información con energía propia, tienen el poder de manipular nuestra fisiología y nuestra percepción de la vida. Lo que nos toca es honrarlas, aceptarlas y ponerles los reflectores. Además, su poder radica en que trascienden la razón en nuestro diario convivir.
Ya mencionamos el bienestar que nos causa sentir amor, gozo, plenitud y demás, pero también habría que hablar del poder que las emociones tienen de destruir. Ante conflictos, guerras, discusiones sin sentido, lo que domina la cabeza no es la lógica o la razón, sino las emociones. Es por eso que necesitamos desarrollar una inteligencia para manejar esa fuerza y esa energía que se crea en nuestro interior que nos puede cegar por completo y llevar a realizar actos de los cuales después nos arrepentimos.
Cuando nuestro corazón está en un estado de coherencia, es cuando generamos emociones que se sienten bien, como amor, aprecio, gratitud y demás. En cambio, cuando las emociones no se sienten bien, porque son de intolerancia, de ira, de envidia y tantas más, el corazón entra en un estado de incoherencia. ¿Qué significa eso? Que tus sistemas internos como el hormonal, el nervioso y el inmunológico están en desarmonía, lo cual crea el terreno perfecto para la enfermedad.
¿Cuál es la diferencia entre sentimiento y emoción?
Un sentimiento es una experiencia consciente, una sensación; y una emoción es una energía con mucha mayor fuerza como el amor, la tristeza, la ira, que genera varias reacciones complejas en nuestro cuerpo y en nuestra mente.
Una emoción es literalmente una energía que viaja dentro de nuestro sistema con una información; cuando dicha información no se siente bien, habría que pensar que sólo es un aviso que el corazón nos da, como el foquito que se prende en el tablero del coche para avisarnos que hay que abastecernos de gasolina o de aceite.
Es entonces la sensación física y nuestros pensamientos que la emoción genera, lo que traducimos en negativa o positiva. Lo dañino es cuando la ignoramos y la energía se queda atorada, la reprimimos o la guardamos debajo del tapete. ¿Lo harías ante el aviso de que te falta abastecer de gasolina a tu coche? Por supuesto que no. ¿Entonces porque ignoramos con frecuencia lo que las emociones nos avisan?
Este tipo de actos puede ser la razón de fondo de muchas de las enfermedades. Recordemos que un cuerpo en armonía no tiene porque enfermarse.
La energía del corazón es más rápida que los pensamientos
Hemos visto que en los últimos doscientos años desde que la razón y la ciencia establecieron su supremacía, los seres humanos nos creímos que la tecnología y su desarrollo poseían el secreto para ser más felices. ¿Lo somos? El verdadero secreto para vivir más plenos, lo posee el poder del corazón.
La energía emocional trabaja a velocidades más rápidas que nuestros pensamientos. Los científicos han confirmado repetidas veces que nuestras respuestas emocionales se muestran en la actividad cerebral antes de que tengamos tiempo para pensar. “Todo lo evaluamos emocionalmente en el momento en que lo percibimos. Después, pensamos acerca de ello.” afirma Howard Martin del Heartmath Institute.
Para manejar las emociones, necesitamos algo más que el cerebro, necesitamos meter al corazón en coherencia. Esto es lo que ayuda a regular las emociones y lo que nos vuelve más inteligentes emocionalmente. Además la coherencia alinea la cabeza con el corazón, lo que podríamos comparar con un marido y su mujer que se aman, se hablan y se llevan bien; todo en la casa funciona de manera armoniosa. Esto en nuestro cuerpo significa que tenemos claridad mental, bienestar emocional, mejor salud, que dormimos mejor, nuestro desempeño mejora y nos relacionamos muy bien con todos.
Lo interesante es que como la inteligencia del corazón no está desarrollada en la mayoría de las personas, la mente con frecuencia secuestra nuestra energía emocional y gobierna nuestra vida. ¿Qué significa esto? Problemas, conflictos y baja calidad de vida. El reto es observar las emociones y comprender cómo y de qué manera gobiernan nuestras vidas.
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