De vacaciones en Cancún, Pablo mi esposo llevaba una temporada de mucho estrés por lo que aceptó darse por primera vez, un masaje en el hotel. Al término del mismo, salimos a cenar a un restaurante cercano. “No tenemos mesa, tendrán que esperar media hora”, nos dijo el capitán. “Ah”, contestó mi esposo y esperamos tranquilamente en el bar.
Después de cenar pedimos el coche; esperamos otra media hora, cuando el muchacho del vallet parking nos dijo, “Señor, no encontramos las llaves de su auto”, “Ah”, volvió Pablo a responder con toda tranquilidad, “Pídeme un táxi” le dijo al joven. ¡Yo no lo podía creer! En otro momento, mi esposo no hubiera reaccionado con tanta --más bien ninguna, serenidad. El masaje y unos días en la playa habían hecho milagros.
Al día siguiente, Pablo tomó el duplicado de las llaves y fue por su coche; él mismo estaba extrañado de su ecuanimidad. Simplemente había cargado su pila interna de energía por lo tanto, tuvo mayor tolerancia ante la situación adversa.
Seguramente has experimentado momentos de agotamiento en los cuales sientes que no tienes la capacidad para responder a ningún problema que se presente, por más sencillo que sea. Tampoco tienes humor para nada, no piensas con claridad, no duermes bien y, por supuesto, te vuelves muy irritable. Un estado como ese afecta todos tus campos.
La vida siempre está llena de desafíos de los que no podemos escapar; lo que nos puede salvar, es fortalecer nuestra capacidad interna para responder a ellos de la mejor manera posible.
A esto, los psicólogos le llaman resiliencia. ¿Sabías que la resiliencia se basa en tu nivel de energía? El HeartMath Institute define la resiliencia de manera más amplia: “Resiliencia es la capacidad de prepararse para, recuperarse de y adaptarse a una situación estresante, desafiante o adversa”. A mayor resiliencia, mayor capacidad para fluir, percibir las cosas con más claridad y mantener el control. ¿Y qué la construye? La energía.
Partamos de que los humanos básicamente somos “sistemas de energía” que gastamos y reponemos nuestras reservas a lo largo del día. Para mantenernos sanos y resilientes tenemos que administrarla lo mejor posible.
Las cuatro áreas
Los seres humanos tenemos que equilibrar cuatro áreas de energía para aumentar nuestra resiliencia: física, mental, emocional y espiritual. Hay personas que por naturaleza tienen más resiliencia en una zona que en otras.
1.- La física: refleja, por ejemplo, cuánta fuerza, flexibilidad o resistencia tienes.
2.- La emocional: contempla la flexibilidad emocional, la auto regulación y la capacidad de ver el panorama positivo.
3.- La mental: muestra la flexibilidad mental, la capacidad de atención, la habilidad de enfocar e incorporar múltiples puntos de vista.
4.- La espiritual: comprende la flexibilidad espiritual, el compromiso con los valores propios y la tolerancia a las creencias de otros.
Lo interesante es que cada zona está relacionada con las otras y las afecta inexorablemente. Por ejemplo, tienes mucho trabajo que hacer por lo que te sientes rebasado y frustrado (área emocional) y no piensas con claridad (área mental). Esto puede causar tensión en los músculos (área física) o volverte menos tolerante con las creencias de otros (área espiritual).
Como ves, de acuerdo con los estudios, la zona por la cual perdemos más energía o se nos escapa de manera innecesaria es la emocional. ¿Cómo te sientes después de un disgusto?: Fatal. Esto demuestra que las emociones manejan nuestra fisiología.
Continuamos…