La ciencia ha demostrado que todo en el universo, incluyendo nosotros los seres humanos, estamos hechos de energía. Esto no es noticia. Lo que me parece interesante es darnos cuenta que esa, nuestra energía se expande o se contrae constantemente como si fuera un acordeón. El resultado: nada menos que una visión diferente de la vida. Si con conciencia observáramos todo lo que hacemos, pensamos o decimos, así como el impacto que tiene todo lo que nos rodea, nos daríamos cuenta del efecto directo o indirecto que lo anterior tiene en nuestro campo energético.
Como en lo cotidiano solemos deambular por la vida en piloto automático, me parece importante percatarnos de cómo cuando nuestra energía se expande, nos sentimos felices; en cambio cuando se contrae experimentamos lo contrario.
Éste principio a primera vista, nos parecería muy obvio ¿no? La pregunta entonces sería ¿por qué no procuramos intencionalmente todo aquello que nos expande?
Haz la prueba
Para comprobarlo, te invito a hacer un pequeño ejercicio: párate derecho, hecha los hombros hacia atrás, abre tus brazos todo lo ancho que puedas, inhala profundamente, levanta la cara y sonríe. Cierra los ojos y date cuenta de cómo te sientes.
Es muy probable que vengan a tu mente palabras como abierto, libre, pleno, ligero, feliz. Esto es expansión.
Ahora piensa en alguien a quien amas, admiras o disfrutas de su compañía. Observa qué sucede. Cada vez que nos sentimos felices, nuestra energía se expande, nos inunda y traspasa el cuerpo como los rayos del sol. De hecho, los científicos al ver las respuestas del funcionamiento en nuestro organismo, pueden determinar cómo se encuentran nuestros niveles de expansión energética.
Si durante esos momentos de felicidad, estuvieras conectado a los instrumentos que detectan las diversas funciones, podrás comprobar cómo no sólo tu energía se expande, sino todo en tu organismo funciona mejor, como: la absorción de oxígeno aumenta, los vasos sanguíneos se dilatan, tus músculos se relajan, los latidos de tu corazón son suaves y rítmicos y las funciones cerebrales se optimizan.
En cambio, ahora joroba tu espalda, encoge los hombros, crúzate de brazos, aprieta los puños, frunce la frente y respira de manera corta y acelerada. Al mismo tiempo, piensa en alguien a quien temas, estés molesto o no quieras. ¿Cómo te sientes? Esto es lo básicamente experimentamos cuando consentimos los pensamientos negativos. Con sólo escribir esto, mi cuerpo ya reacciona de manera negativa; imagino que a ti, querido lector, te sucede lo mismo. Es increíble lo sensible que es la energía. Observa como al hacerlo, vienen a la mente palabras como: ansiedad, pesadez, algo se cierra dentro de ti, agitado, contraído.
Habrás comprobado que todas las emociones negativas tipo, miedo, envidia, enojo, tristeza, celos y demás, nos contraen físicamente y literalmente bloquean el flujo de la energía. Cuando experimentamos esto, nuestros músculos se tensan, nuestra respiración se vuelve corta y superficial, la circulación sanguínea se restringe. Por supuesto, todo lo anterior provoca que las hormonas del estrés se eleven y nuestro sistema inmunológico se deprima, lo que además, eleva el riesgo de infecciones y enfermedades.
Si tenemos como base que nuestra mente produce alrededor de 60 mil pensamientos al día; y que a la manera en que a un serrucho, se le maniobra para cortar al árbol, nuestra mente viaja de manera constante de del pasado al futuro y del futuro al pasado, sin detenerse en el presente; podemos darnos cuenta de que esto nos provoca una sensación de descontento permanente.
Monitorea
Así como los coches de hoy vienen equipados con Waze y sin importar dónde nos encontremos, esta aplicación, vía satelital nos dirige a nuestro destino; de la misma manera, todos tenemos un Waze interno que nos dirige hacia vivir una vida más plena. El reto está en estar atentos a la retroalimentación que nos envía. Percatarnos por ejemplo de ¿qué y quienes nos expanden, así como de, qué y quienes nos contraen?
Es importante incluso ponerlo por escrito. En una columna escribe todo aquello que crees que te expande y en la otra todo aquello que sientes que te contrae. Piensa en tu vida, en tu trabajo, en tu casa, en tus relaciones, en tus diversas actividades. Si tienes dudas, al reflexionar sobre cada una, cierra los ojos, respira hondo y escucha tu cuerpo. Al terminar, revisa la lista y sé consciente de qué actividades, cosas y personas te hacen feliz y procúralas lo más posible. En cambio, al tener más claro las cosas y personas que te contraen, sabrás dónde debes cambiar de rumbo.
Incluso hay actitudes tipo: reaccionar como víctima, quejarse de todo, culpar a otros o las circunstancias, preocuparse, criticar, juzgar con las que nosotros mismos provocamos la contracción de energía. En cambio, al reaccionar con la cabeza, enfocarnos en las soluciones, aprender de la lección, pensar de manera positiva, aceptar, confiar en los demás y apreciar lo bueno que nos sucede, abrimos, liberamos y hacemos grande nuestro campo energético.
Démosle uso a esa gran herramienta que es nuestro propio Waze para darnos cuenta de que la felicidad está a un pensamiento de distancia.