Nuevas “materias” | Gaby Vargas

Nuevas “materias”

La escena conmueve: Un bebé de menos de dos años juega con una joven en el cuarto de experimentos; la cámara se enfoca en la reacción del niño al ver a un adulto que entra cargando una pila de libros que sostiene entre las dos manos. Vemos cómo el bebé observa al señor, quien intenta abrir una y otra vez –sin éxito, el armario con el pie para acomodar sus libros. Al ver esto, el niño de inmediato suelta su juguete y se dirige hacia el mueble para ayudarle a abrirlo. Cabe aclarar que las jaladeras estaban a su alcance, y que el señor es Paul Bloom, autor del libro Just Babies: The Origins of Good and Evil quien provocó esta escena para estudiar su reacción.

Si a un niño le das a escoger entre el bien y el mal, escogerá el bien. No hay niño que desde la cuna sea malo, irrespetuoso o violento. Los seres humanos por naturaleza nacemos buenos, vinimos al mundo con una tendencia natural empática y altruista. Somos los adultos quienes –a los ojos de los niños, somos el espejo de la vida, alteramos dicha percepción. Y, esa es nuestra responsabilidad.

Cuando la empatía surge, la violencia disminuye; y la ciencia lo comprueba como un hecho irrefutable. ¿Por qué no apostarle a esta gran verdad en el tema de educación? Tomemos por ejemplo, el tema del bullying que, en muchos casos, ha alcanzado niveles de alarma con las redes sociales. ¿Qué hacer? ¿Cómo combatirlo?

Hace poco, mi esposo y tu servidora, asistimos a la clase pública de Mateo de nueve años, que vive en la ciudad de Los Ángeles, California. Lo que llamó poderosamente nuestra atención fue, que la mayoría de las actividades, letreros y decoración del salón, giraba alrededor de las palabras: cooperación, compasión, mindfulness o atención consiente, empatía, perdón, altruismo.

Para la escuela, estas nuevas “materias” son prioridad en la formación de los niños, por encima de las tradicionales como: historia, aritmética, biología o bien, aprenderse datos duros, fechas de batallas y conocer el sistema invertebrado de las lombrices. A este tipo de enseñanza se le llama “Aprendizaje Socioemocional”.

Cambia tu mente, cambia el mundo

Esta es la propuesta educativa del doctor Richard Davidson, neurocientífico de Harvard y director del Center for Investigating Healthy Minds para ser mejores como sociedad. Hace a penas unos años dicha idea hubiera sido descartada de inmediato. Sin embargo, basta observar los hechos en el mundo, para entender que hoy, aprender estas “materias” como parte de la curricula escolar, es una prioridad.

Además, la neurociencia nos demuestra que dichas “materias” crean modificaciones en el cerebro de los niños; y de esta manera, pueden ser más capaces de cultivar un bienestar que no dependa de factores externos o que estén fuera de su control.

Si bien a los adultos nos cuesta más trabajo cambiar, el énfasis y el enfoque está en entrenar mentalmente a los niños y jóvenes a su futuro. Sabemos que, tarde o temprano, ellos inevitablemente se enfrentarán a retos, decepciones, y desafíos de todo tipo en sus vidas. Y cuando estas aparezcan, a través de estas “materias” como, las técnicas de meditación, la empatía, la compasión activa y demás, los niños aprenden a contactar su cuerpo, sus emociones, su interior para que se conozcan, se acepten y descubran que su ser ya es perfecto tal y como es, al igual que el de su vecino de banca.

Cuando un niño o un joven aprende a estar en su centro, bailará al ritmo de la vida, independientemente de lo que suceda afuera.

¿Hay algo más valioso que podamos enseñarles?

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