¿Por qué hay personas capaces de sacrificar su vida por los demás, mientras otras son capaces de hacer mal a alguien, incluso sin razón alguna? ¿Qué motiva a los héroes y qué a los terroristas del mundo? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Aun con nuestra cara de adultos solemos responder a esta última pregunta como niños: “¡No sé!”.
Comprender qué nos motiva nos ayuda a conocernos mejor. En todos nosotros hay una fuerza inconsciente que dirige nuestras emociones y acciones. Dicha fuerza determina la calidad de nuestra vida y, finalmente, nuestro destino.
La fuerza humana principal es la necesidad. Todo individuo tiene una necesidad primordial que se convierte en el motor de su vida. Aunque somos seres particulares, dicha fuerza se da sin excepción en todos nosotros, es fundamental, ha estado incrustada durante siglos en el sistema nervioso de los seres humanos, pero sus matices son personales.
De acuerdo con Tony Robbins y la programación neurolingüística, el ser humano tiene seis necesidades y hace todo lo posible por cubrirlas. De esas seis, cuatro son necesidades de la personalidad: la certeza, la variedad, el significado y la conexión; las otras dos son necesidades del espíritu: el crecimiento y la contribución. Si bien todos tenemos las seis, el cómo las valoramos y en qué órden, determina la dirección de nuestra vida. Veamos:
1. La certeza. Todos deseamos sentir estabilidad en relación con la vivienda, la comida, el confort, el orden, el control del entorno y la consistencia. Es un mecanismo de sobrevivencia. Entre más alta sea tu necesidad de sobrevivencia –en el trabajo, en tus relaciones, menos dispuesto estarás a tomar riesgos en tu vida.
2. La variedad. Se refiere a la necesidad de un incentivo que nos haga cambiar de estado mental, que nos haga vibrar, movernos, salir de la rutina y experimentar nuevas emociones. Así, buscamos la variedad mediante retos, estímulos, sorpresas, aventuras, caos, actividad física, novedades, cambios de humor, entretenimiento, comida, baile y demás.
3. El significado. Todos tenemos la necesidad de sentirnos importantes, especiales, únicos. Esto puede entenderse como éxito, independencia, el sentimiento de ser necesitado o la convicción de ser merecedor de amor. Lo curioso es que cuando la gente se siente poco importante o especial buscará el reconocimiento en el sufrimiento, el enojo, la victimización, o bien, de una manera que se refleje físicamente, como estar repleto de tatuajes, piercings o usar una vestimenta estrambótica.
4. La conexión. Buscamos sentirnos conectados a algo o a alguien, a una tribu determinada, un ideal, un valor o tener un sentido de identificación con un grupo que nos asegure ser aprobados. La conexión puede darse mediante el amor, la amistad o intereses en común. Lo curioso es que también se puede sentir un vínculo muy fuerte por medio de una interacción agresiva o nociva, como puede ser pertenecer a una pandilla.
5. El crecimiento. Todo en el universo o crece o se muere, no hay otra alternativa. Por más seguridad material que haya, tenemos la necesidad de crecer emocional, intelectual y espiritualmente para sentirnos plenos y satisfechos.
6. La contribución. El verdadero significado de la vida, no viene de algo externo, viene de adentro. Los seres humanos necesitamos sentir que damos, protegemos, cuidamos, contribuimos al bien común o a algo superior a nosotros para sentirnos plenos.
Cada día cumplimos esas necesidades de manera constructiva o destructiva.
¿Cuáles son tus dos necesidades principales, lo has pensado?