“Lo que están a punto de experimentar va mucho más allá de un simple baño de vapor, es una ceremonia ancestral. Será como ir al vientre de la Tierra, una experiencia profunda, auto reveladora y sanadora.”
Esto nos dijo el chamán antes de introducirnos al temazcal en Amatlán, Morelos. “Ahí adentro encontraremos dos fuerzas opuestas y creadoras: agua y fuego. Al unirse crearán un tercer elemento: el vapor. Ese encuentro es el punto neutral entre dos fuerzas, es el espíritu que da lugar a la vida.” Aquí es donde la vida comienza.
Si bien la experiencia fue única y cumplió con todo lo que el chamán nos advirtió, me quedé con la idea del vapor como espíritu de vida, como punto neutral que nos sana, equilibra y nos permite vivir. Nunca lo había pensado...
El punto de encuentro en cualquier polaridad es por definición neutral. Al pensar en las fuerzas opuestas que día a día encontramos en nuestra vida, como frío-caliente, triste-feliz, adentro-afuera, luz-oscuridad, arriba-abajo, pasivo-activo, ácido-alcalino, radical-conservador, joven-viejo, izquierda-derecha, lo que queremos-lo que no queremos, en fin. El lugar de encuentro de todo esto es el punto cero, el neutral.
Hoy en día socialmente vivimos una nueva forma de estrés que hace algunos años no existía: la inmediatez de la información global y la aparición de nuevas tecnologías que llegan y se van con la rapidez con la que tomamos una foto. Sin contar con el panorama desalentador que con frecuencia vemos en el mundo entero.
En el plano individual, podría afirmar que todos los seres humanos adultos que habitamos este planeta tenemos algo que nos produce estrés, conflicto o preocupación –unos más, otros menos.
Cuando enfrentamos estas situaciones cotidianas y optamos por visitar el punto neutral, es cuando creamos ese vapor, una nueva energía, un espacio nuevo donde se abre la posibilidad de una nueva perspectiva. ¿Dónde precisamente está ese lugar de transformación? Dentro de nosotros, en el corazón.
Lo "neutral" lejos de ser un algo aburrido o vacío, da pie a la cordura, facilita que la mente se aclare y la coherencia en las emociones se presente. Es un contacto profundo con nuestro verdadero ser, en donde se encuentra la paz y la plenitud.
El poder de lo neutral es una pausa que nos permite encarar nuestra propia negatividad en lugar de atacar o huir –que son nuestros modos usuales de supervivencia. Por eso es urgente descubrir la manera de llegar a la neutralidad.
Las leyes de física nos dicen que a toda acción hay una reacción. Si a la negatividad reaccionamos con más negatividad, creamos más negatividad. Además, en ese estado no podemos pensar claramente, por lo que cualquier decisión que tomemos será la equivocada; sin contar con el estrés al que sometemos a cada célula de nuestro cuerpo y las consecuencias que esto conlleva.
Al elegir el punto neutral creamos una fuerza magnética que atrae una corriente positiva. Y es así, sólo así, como podemos catalizar un cambio positivo en nuestro entorno personal y social.
Ir al corazón nos permite responder al mundo con mayor inteligencia y compasión. Para lograrlo sólo necesitas llevar tu atención al centro del pecho, al área del corazón e imaginar que inhalas y exhalas lentamente a través de esta área. Esta acción logra que tu mente desvíe la atención de lo que en ese momento te aqueja, que la producción de cortisol se corte, que tu mente se aclare y que tu sistema nervioso regrese a su línea base.
Así, en ese estado, podemos descubrir la luz que ilumina los problemas y nos permite encontrar la solución.