Sin duda algo en el cuarto cambió, pero ¿qué fue?
"Formen un círculo entre todas –nos ordenó el maestro a las 15 alumnas–. Ahora caminen cinco pasos en la dirección que les plazca y después deténganse." Una vez ubicadas en los sitios que elegimos, el profesor tomó a tres compañeras de los hombros y las cambió de lugar. "Sólo observen qué sucede", nos dijo.
Al sacar a Alicia del círculo que habíamos formado y dejarla viendo hacia afuera, varias sentimos que algo se contraía en nuestro plexo solar. Físicamente hubo un cambio, pero energéticamente también, y ése es el punto al que quiero llegar.
¿Alguna vez has sentido la mirada de alguien que se posa sobre ti, aun cuando estás de espaldas? ¿O te ha pasado que durante una conversación en grupo te has sentido invisible cuando el orador no te incluye con su mirada? ¿Al entrar a una casa has experimentado agrado o desagrado? La responsable de lo que narro es la energía. Ese elemento intangible que afecta nuestras vidas de manera inconsciente y es una realidad. Pero...
¿Qué es la realidad?
Esto se lo preguntó Donald Hoffman, un científico cognitivo reconocido por la National Academy of Sciences, quien afirma que esa cuestión es a la fecha el mayor enigma científico. En su plática en ted comparte que esto que llamamos realidad no es la realidad, sino una reconstrucción de nuestro cerebro hecha a partir de patrones familiares.
La realidad es mucho más hermosa y compleja de lo que nuestra vista puede percibir. Hoffman pone el ejemplo siguiente: "¿si en tu computadora ves el archivo de textos rectangular y de color azul en la esquina superior de la pantalla, significa que ahí se encuentra dicho archivo? Por supuesto que no, está ahí para ocultarnos la realidad que hay atrás de la pantalla. ¿Te interesaría saber y ver los procesos de los diodos, las resistencias y los megabytes? ¡No! La evolución nos ha dado esa interfaz para ocultar lo que está detrás.
A partir de este punto regresemos a eso que se encuentra más allá de nuestra "realidad", que no vemos pero que sí percibimos, que sentimos y que a diario nos afecta seamos conscientes o no de ello: la energía que fluye absolutamente en todo. Imposible pensar en un mundo sin energía, porque estaría muerto, ¿cierto?
En el día a día nos comunicamos con el mundo entero gracias a una red energética formada por las frecuencias de radio, televisión, celulares y demás; es un campo electromagnético invisible a los ojos del que, sin embargo, no dudamos. De igual forma, te invito a abrirte a la posibilidad de una comunicación trascendental que excede las palabras. Se trata de un mundo que se puede descubrir mediante la contemplación de lo que aparentemente está más allá de la realidad.
Date cuenta de que cada persona emite un tipo de energía diferente de acuerdo con su estado de animo, razón por la cual nos sentimos a gusto o a disgusto en su presencia. Pero no sólo eso, cada ser, sean árboles, plantas, flores, animales, piedras, incluso el mar y las montañas, el aire, los colores, los lugares, emiten una energía y frecuencia vibratoria que si bien no vemos, percibimos constantemente. Darnos cuenta de ello es parte del despertar de la conciencia.
¿Qué tipo de energía emites?
El primer punto de contacto entre dos personas no es la piel, es la energía. De la misma forma la energía que emitimos --gracias al corazón, que es el órgano eléctrico más potente en nuestro organismo, genera un campo electromagnético cuya comunicación es más fuerte y clara que un diálogo, de ahí la importancia de volvernos conscientes de lo que emitimos. ¿Es armónico o disonante? Primero dentro de nosotros mismos y después hacia el entorno y que se reflejará en el ambiente y en nuestras relaciones.
Te invito a preguntarte ¿Qué energía emito en ese momento? ¿Aprecio, rechazo, gratitud? ¿Mi casa, mi oficina, qué pulsan? Si nos hiciéramos esa pregunta de manera regular, seríamos más responsables de lo que transmitimos. Quizás eres una persona que ilumina un lugar cuando llega, o tal vez desentonas con el grupo en el que estás –familia, empresa o amigos. Cuando todos pulsan una misma frecuencia se llama sinergia, el conjunto avanza, se nutre y funciona de manera más eficiente.
Todo esto forma parte de lo que en verdad es la realidad. ¿La puedes ver?