¿Te has preguntado qué nos mantiene sanos y felices a lo largo de la vida? Quizá te sorprenda la respuesta que nos da el estudio más amplio jamás realizado sobre el tema.
“¿Cuáles son las metas más importantes en tu vida?”, fue la pregunta que el Harvard Study of Adult Development planteó a un grupo de millenials. Más de 80 por ciento del grupo respondió: “ser rico”, y 50 por ciento de la misma población agregó: “ser famoso”.
Sin duda, estas respuestas reflejan lo que implícitamente la sociedad refuerza y premia: trabajar hasta el cansancio para conseguir más de todo, como una fórmula para tener éxito, reconocimiento y una vida mejor, ¿cierto?
Curiosamente, la misma tarde que vi la plática en Ted sobre este tema, pude comprobar cuán arraigada tenemos esa idea.
¿Qué agradeces del año viejo y qué deseas para el año nuevo? Niños, jóvenes y adultos –28 en total– escribimos las respuestas con un plumón indeleble sobre las conchas que previamente habíamos conseguido. En silencio, familia y amigos, tomados de las manos escuchamos el sonido de las olas durante ese último atardecer del año, para mentalmente agradecer y luego lanzar las conchas de los deseos lo más lejos posible.
Dos días después, mientras mi hija y yo caminábamos por la playa, encontramos una de las conchas lanzadas al mar y que el oleaje había devuelto a la orilla, decía: “dinero”. Ahora pienso que quizá al mar no le gustó la inscripción. La volvimos a arrojar sin decir nada, sin embargo, me dejó pensando.
La plática de Ted expone los resultados obtenidos por la Universidad de Harvard tras 75 años de estudio. ¿Qué enriquece una vida? ¿Qué nos mantiene felices y sanos?
En dicho estudio se ha seguido la vida de 724 personas desde su adolescencia en los años cuarenta. Se trata de un grupo formado por individuos con diversos niveles económicos y académicos, diferentes profesiones y actividades. Año con año se han llevado a cabo análisis de sangre, entrevistas con ellos, con sus médicos y familiares. Hoy sobreviven y participan 60 personas que se encuentran en sus noventas, sanas y felices, acompañadas por las cientos y cientos de páginas de estudios.
La conclusión es contundente: las buenas relaciones son las que nos mantienen felices y sanos.
Una vida de calidad no la da el dinero, la fama ni trabajar mucho. Al revisar los expedientes de cuando todos tenían 50 años, llegaron a la conclusión de que tampoco fueron los niveles de colesterol los que perfilaron la manera en que envejecieron. Los resultados generales son los siguientes:
1. Quienes están conectados con su familia, amigos o comunidad, son físicamente más sanos, más longevos y más felices. Sentirse solo acelera el deterioro, afecta la salud del cuerpo, de la memoria y del cerebro.
2. Lo que importa no es el número de amigos o si se tiene o no pareja, sino la calidad de las relaciones. Las parejas que afirmaron llevarse muy bien se mantuvieron contentas y estables en momentos de dolor. En cambio, las personas con matrimonios conflictivos o que vivieron con poco cariño, el sufrimiento se intensificó en los días difíciles y vieron deteriorada su salud más rápidamente, y fue más tóxico para el cuerpo y la mente que el estrés de un divorcio.
3. Los que en sus años cincuenta fueron más felices en sus relaciones de pareja –lo que no significa que estuvieran libres de problemas o discusiones– se convirtieron en los octogenarios más sanos, satisfechos y con mejor memoria.
¿Por qué no plantearnos enriquecer nuestras relaciones como propósito de este año? Sin duda todos salimos ganando.