¿Has experimentado lo sanador que puede ser un consomé caliente cuando te sientes mal? No importa si se trata de gripa, resfriado o temas del estómago, un consomé siempre es bienvenido. No sólo es al cuerpo al que sana, sino al alma también. Eso lo hemos experimentado desde el tiempo de nuestras abuelas, pero ¿por qué? De hecho, según el registro más antiguo de su existencia, sus poderes curativos se conocen desde el año 1000 a.C.
En nuestra vida agitada, un buen caldo, nos reconecta con la experiencia sensorial de apapacho, de familia y de estar en el calor de la casa, pero, además, sus beneficios a nivel de salud, belleza y bienestar, son muchos.
Mucho más allá de una sopa
Si, un buen caldo, restaura. Por cierto ¿Sabes de dónde viene la palabra restaurante? En 1765 se creó el primer restaurante de la historia y se cree que lo fundó A. Boulanger en Paris, quien era conocido por su famoso caldo que restauraba tanto a los trabajadores y que les ayudaba a palear las presiones de la Revolución Industrial. “Vengan a mi todos aquellos que se sientan fatigados, yo los restauro” solía anunciar. Y de ahí la palabra “restaurer” en francés que derivó en lo que hoy, en el mundo entero, conocemos como restaurante.
Hoy, sabemos que no sólo los pensamientos armoniosos nos dan salud, sino la alimentación es otro de sus grandes pilares. Pues resulta que ha re-surgido entre los grandes seguidores de la comida sana, una pasión por el “caldo de huesos” como súper alimento, sanador de la flora y energizante como ningún otro.
Hay cuatro razones por las que hay que consumir caldo de huesos, de acuerdo con Louise Hay y Heather Dane, autoras del libro The Bone Broth Secret:
1.- Colágeno Biodisponible. - Esta es la estrella de salud y belleza que hace al caldo de huesos un alimento único y sanador.
2.- Nutrientes Biodisponibles. – El caldo contiene aminoácidos fáciles de digerir, vitaminas, minerales y aceites grasos esenciales.
3.- Menos desperdicio, mejor para tu bolsillo y para el planeta. – Aprovechas al máximo todos los sobrantes como fuente de nutrimentos.
4.- Realza el sabor y sana. – Con una buena base de este caldo realzas el valor nutricional de todas tus sopas y alimentos que se convierten en la mejor medicina.
Los beneficios del colágeno. – Es una de las proteínas más estudiadas en la ciencia y la más buscada en la industria cosmética. Hay principalmente tres tipos de colágeno de origen animal. El tipo I se encuentra en huesos, tendones, ligamentos y piel; tipo II en el cartílago; y tipo III en los músculos y en la médula. Nuestro cuerpo produce colágeno hasta los 40 años de edad para después disminuir su producción. El estrés, la edad o condiciones autoinmunes también impactan negativamente su creación.
La palabra biodisponible, significa que el colágeno se ha convertido en gelatina, lo que es más fácil de digerir y asimilar por el cuerpo. Es líquido cuando está caliente o tibio y se vuelve espeso dentro del refrigerador. Lo ideal es combinar diferentes tipos de huesos cartílagos y piel para obtener los beneficios de los diferentes tipos de colágeno.
Con frecuencia se refieren a el colágeno como “tejido conector”, es decir el que teje el soporte de la piel, las uñas, el pelo, tendones, cartílagos, dientes, coyunturas y demás. Ayuda al crecimiento sano de las células, fortalece sistema inmunológico, construye músculo, normaliza el ácido en el estómago y apoya al sistema digestivo. Entonces cuando dejamos de producirlo, lo vemos reflejado en la flacidez de la piel, en las arrugas, en el pelo que se adelgaza y en las uñas quebradizas y más.
Si bien, consumir frutas, verduras, nueces, grasas buenas y algunas especias, apoyan a la producción de colágeno, cabe aclarar que la proteína animal es la única fuente alimenticia de colágeno, por lo que consumir caldo de huesos es tan bueno.
Manera de prepararlo:
Hervir varios tipos de huesos crudos carnocitos o los que quedan al cocer pollo, carne, puerco o pescado. Puedes mezclarlos entre sí, con excepción de los del pescado por diferentes tiempos de cocción.
Utiliza partes del animal ricas en colágeno, como: la piel del pollo, puerco o res, cabezas, nudillos, tendones, patitas, o colas (como cola de res) y cabezas y piel de pescado para el caldo de pescado.
Verduras, hierbas, especias –al gusto, para dar sabor.
Hervir durante tres horas. Saldrá una espuma que puede incluir algunas impurezas, por lo que hay que colarlo antes de meterlo al refrigerador. Una vez que se enfría, la grasa también sube y es muy fácil removerla con una cuchara.
Incorpora en tu vida diaria por lo menos una taza de “caldo de huesos” y en un mes notarás la diferencia en todo tu ser.