Imagina que te encuentras en el aeropuerto en la sala de preabordaje en espera de tomar un avión con 15 personas más.
Una de ellas empieza a inquietarse, a mover el pie de manera impaciente, a ver el reloj con frecuencia y, al poco tiempo, al menos otras 12 personas empiezan a mostrar la misma conducta. Este experimento lo realizó el doctor Shawn Achor de la Universidad de Harvard, para demostrar cómo funcionan las neuronas espejo.
Las emociones y los estados de ánimo son muy contagiosos, ¿lo sabías? No sólo el estrés, la negatividad y las señales de fatiga, también los bostezos y las sonrisas se contagian.
Si por las mañanas lo primero que haces es encender el celular, comprobarás que te invaden noticias de desastres naturales, crímenes, corrupción y enfermedades.
Los estudios revelan que tres minutos de esa práctica afectan el estado de ánimo inmediato, pero entre seis y once horas más tarde dirás que tuviste un mal día.
Esto se debe a lo que se conoce como “el síndrome de la escuela de medicina”: durante el primer año de la carrera los estudiantes leen sobre los síntomas de las enfermedades, de manera que varios terminan por creer que las padecen.
No es la realidad la que nos afecta, es la percepción de la realidad la que puede no sólo modificar la experiencia sino los genes.
Necesitamos cambiar la fórmula de la felicidad
Desde niños nos han inculcado que para ser felices en la vida primero tenemos que trabajar muy duro, de otra manera no nos hemos ganado el derecho a ser felices, ¿cierto?
Sin embargo, obtener mejores calificaciones, conseguir un ascenso o lograr una pequeña meta ¿nos hace en verdad más felices?
Piensa en las veces en que te ha ocurrido. Quizá lo seas por momentos, pero pasados los días estamos en los mismos niveles de insatisfacción que antes.
Con cada logro empujamos, de manera inconsciente, la meta a niveles más altos.
La psicología positiva ha demostrado que la relación entre el éxito y la felicidad funciona de forma inversa: primero está ser felices y luego, entonces sí, exitosos.
El doctor Shawn afirma que el mundo exterior de un individuo puede predecir sólo 10 por ciento de su felicidad; el 90 por ciento restante lo hará la manera de procesar el mundo exterior. ¿Para ti un obstáculo es un reto o una amenaza?
En su libro The Happiness Advantage, Shawn considera que el éxito es predecible en 25 por ciento por el coeficiente intelectual; sin embargo, el 75 restante se puede predecir por los niveles de optimismo, el apoyo social que se tenga y la habilidad de percibir los obstáculos como retos y no como amenazas.
Si al levantarte por las mañanas en lugar de tomar el celular dedicas aunque sea dos minutos a agradecer tres aspectos de tu vida, obligas al cerebro a transitar nuevas rutas neuronales. Al cabo de 21 días de práctica los resultados son los siguientes:
-El cerebro funciona mejor en 31 por ciento.
-Eres 37 por ciento mejor en las ventas.
-Los doctores son 19 por ciento más rápidos, más certeros y con mejores diagnósticos.
-Se vuelve 40 por ciento más probable recibir ascensos o beneficios.
-Se vuelve 39 por ciento más probable vivir hasta los 94 años.
Es increíble, pero la ciencia nos enseña que podemos cambiar los genes y el ambiente con sólo dos minutos al día. Ser felices lo elegimos y así influimos en quienes están a nuestro alrededor; de no ser conscientes de ello, los demás influirán en nosotros.
Al poner en práctica los dos minutos de felicidad interna podemos protegernos y crear ondas de felicidad que se extiendan en nuestra familia, amigos y comunidad.