Einstein valoraba profundamente la importancia de hacer preguntas; decía que si tuviera una hora para resolver un problema y su vida dependiera de ello, pasaría los primeros 45 minutos pensando la pregunta adecuada que cuestionarse.
La premisa de Einstein es igualmente válida para la cotidianidad, sólo que con frecuencia dedicamos muy poco o nada de tiempo a plantearnos las preguntas básicas de la vida.
James E. Ryan, decano de la Escuela de Educación de Harvard, pensó que lo mejor que les podía decir a sus alumnos el día de su graduación era precisamente esto: háganse preguntas. Su discurso se tornó viral y dio pie al libro que se titula Wait, What?, cuyas principales ideas te comparto en esta entrega.
Ryan afirma que hay cinco preguntas esenciales en la vida que debes plantearte y también escuchar cuando la gente las haga, incluso disfrazadas. Se trata de cuestionamientos sencillos que serán muy útiles en todo contexto, tanto para una mañana de martes, como para decidir qué hacer con tu vida. Te darán claridad, curiosidad, valor, compasión y sabiduría.
A continuación las cinco preguntas:
1. “Espera, ¿qué?” Estas dos palabras sirven para ir a la raíz de las cosas, aclarar o entender lo que te dicen. También sirven para tomarte unos segundos antes de reaccionar o de emitir un juicio. Es usual que digamos que estamos o no de acuerdo con alguien o con una idea, sin antes haber hecho el esfuerzo de entender el punto a fondo. Al mismo tiempo, al plantear esta interrogante, quien habla tiene la oportunidad de repensar lo expuesto. Y claro, antes que discutir siempre será mejor aclarar la situación con la pregunta.
2. “¿Me pregunto…?”, que puede completarse con: “…por qué?” o con “... si?” Esta simple pregunta es el corazón de la curiosidad y la clave para detonar historias, conversaciones profundas, ideas, resolver misterios o descubrir cosas. Mantener viva la curiosidad no sólo te mantiene actualizado y joven, sino que te abre medios para desarrollarte, así como para mejorar el mundo –o al menos tu pequeño rincón.
3. “¿Podríamos al menos...?” Esencial en cualquier proyecto, esta pregunta se ubica en el corazón del progreso, da pie al inicio, ayuda a desatorar situaciones y a abordar deseos cuando sabes que el viaje será largo o no hay certeza de las cosas. Decir: “¿Podríamos al menos estar de acuerdo con…?”, ayuda a encontrar un terreno en común y a consensuar relaciones, negocios, matrimonios, política o amistades.
4. “¿Cómo puedo ayudar?” Esta pregunta es la base de toda buena relación; envía la señal de que la persona o la situación te importa. Genera empatía y simpatía de inmediato, sin que el otro se sienta incapaz o menos. Es muy útil plantearla a amigos y a colegas, en la familia, en especial, a los niños; conlleva respeto, sencillez y calidez. Finalmente, es como a ti te gustaría que otros te ofrecieran su ayuda.
5. “¿Qué es lo que en realidad importa?” Esta pregunta te obliga a ir al corazón de las cosas, ya sea en la vida personal, el trabajo o en tiempo que dedicas a tu familia y a tus amigos. Te ayuda a enfocarte y a separar lo trivial de lo fundamental.
Imagina que en tu funeral alguien pronunciara algunas palabras, ¿te gustaría que hablara sobre lo mucho que trabajaste, los coches que tuviste o la cantidad de ejercicio que hacías? Plantéate con frecuencia esta cuestión, para aclarar lo que quieres dejar en el corazón de tu familia y tus amigos, o bien, en las personas que te conocieron. Es decir, enfócate en lo que en realidad es importante.
Te invito a ponerlas en práctica.