Esta realidad me era desconocida. Sin embargo, hoy soy consciente de que conocer un poco acerca de la antigua sabiduría del tantra nos hace más capaces de apreciar el milagro que significa nuestro cuerpo y nuestra existencia. Estoy segura de que has escuchado mil veces esa palabra, que significa "disco o rueda de la vida"; sin embargo, no es muy común que las personas conozcan su fondo y significado.
La gran mayoría de los sistemas y seres con vida, digamos los átomos, las semillas al germinar, los caracoles, incluso las constelaciones, se desarrollan en el tiempo de manera circular. Giran en sí mismos o en torno a un eje para generar energía y vida. Acciones como dar y recibir o la respiración, por ejemplo, también representan el eterno ciclo de la vida.
Las personas, de acuerdo con el tantra –que en sánscrito significa telar o tejido–, tenemos siete centros de energía denominados chakras que forman un puente ascendente entre nuestro cuerpo y la red infinita de la existencia.
El objetivo del tantra es reintegrar al ser humano a la conciencia pura mediante el equilibrio de estos centros de energía, los cuales forman un puente de arcoíris que va de la materia al espíritu. Los chakras son puntos de conexión y circulación alineados al eje de la columna vertebral, que absorben energía del universo para alimentar al cuerpo e irradiar energía al exterior.
A partir de los siete chakras y sus colores se nos ofrece una oportunidad de transformación personal en el cuerpo, la mente y el espíritu.
1er chakra. Se encuentra en la base de la columna vertebral. Es el muladhara que significa "raíz, soporte". Para el viaje de la vida necesitamos cimientos profundos y arraigados. Su elemento es la tierra, aquello que nos ancla con nuestros ancestros, lo que percibimos cuando estamos en contacto con la naturaleza. Su color es rojo. Este centro energético rige las glándulas suprarrenales e intestinos. Cuando lo tenemos en equilibrio irradiamos vitalidad, seguridad, conexión y eficiencia.
2º chakra. A la altura de la pelvis y del sacro se encuentra el svadhishthana, que significa "nuestro propio lugar". Su elemento es el agua y representa la dualidad de la existencia, la polaridad, los opuestos que se atraen y fluyen hacia sí mismos para unirse como uno. De este chakra emana el movimiento, el deseo, la sensación y el placer. Su color es naranja y los órganos que gobierna son los sexuales, los riñones y la vesícula. Al estar en armonía, emanan valor, carisma y atracción hacia el sexo opuesto.
3er chakra. En el plexo solar se encuentra “la joya lujosa”, tu verdadera fuente de poder, cuyo nombre es manipura. Su elemento es el fuego que vitaliza el cuerpo y pulsa llamas de vida para despertar tu potencia. Su color es amarillo. Simboliza la sabiduría, el conocimiento y la capacidad de actuar. Cuando está en equilibrio te da la fortaleza para perseverar y ejercer la voluntad.
4º chakra. El anahata, que significa “no tocado o no dañado”, se encuentra cerca del corazón y resuena con la energía de la vida, representa lo que nos une a todos los humanos. Su elemento es el aire y su color es el verde. En el proceso de transformación personal, la atención pasa del bien individual al bien común. Es el lugar de la compasión, la conexión, la generosidad, el perdón y la confianza. Unifica el cielo y la tierra, lo masculino y lo femenino, la mente y el cuerpo en balance perfecto.
5º chakra. Es el puente entre la cabeza (mente) y el corazón (cuerpo) y le llaman vishudda que significa “lleno de pureza”. Su elemento es el éter. Es el centro de la expresión, el habla, el canto y la creatividad superior en el mundo no material. Gracias a la expresión podemos compartir el conocimiento. Su color es azul e influye en la tiroides, la garganta y los bronquios. Si este centro está en armonía, la comunicación y el desarrollo fluyen.
6º chakra. Es el director de orquesta que conocemos como “tercer ojo”. Su función principal es la conciencia, la visión, el despertar. Su elemento es la luz y simboliza el misticismo. Su color es el azul. Este centro de energía se puede dormir, por lo que estar presentes, observar sin juicios, valorar y apreciar los hechos de la vida es lo que nos mantiene abiertos a la transformación intuitiva.
7º chakra. Es una antena receptora abierta al cielo. El sahasrara se ubica en el centro de la cabeza y está ligado a la glándula pineal. Su nombre significa “el loto de mil pétalos”. Su elemento es la nada, el vacío. Su color es el dorado. Es el punto de llegada de nuestro recorrido hacia la trascendencia y la divinidad. Es el Ser, la iluminación, la perfección que une el todo. Es Dios.
El fin de alinear y ser conscientes de los chakras es mantener nuestro cuerpo en equilibrio para la armonía espiritual, mental y física.