Tú y tu campo electromagnético

Con sólo entrar al departamento o a la casa de una persona –no importa si la conoces o no–, obtienes de inmediato una gran cantidad de información a nivel energético; percibes cierta fuerza, que puede ser agradable o desagradable y que comúnmente llamamos “vibra”. De manera extraña adviertes la personalidad de quienes la habitan, así como su educación, sensibilidad, cultura, edad, gustos y el ambiente de hospitalidad u hostilidad, resultado del tipo de la relación que la familia tiene entre sí. De eso me percaté al visitar varios sitios con una corredora de bienes raíces, cuando mi esposo y yo buscábamos un lugar para cambiarnos.
Asimismo, cuando vimos casas vacías, comprobé que se puede notar todo lo anterior sobre los dueños que las acababan de desocupar, como si la vibra permaneciera atrapada en el aire.
Esto también sucede con las personas. Quizás al entrar a un lugar te has percatado de que algo no está bien con la persona que se encuentra ahí, y después te enteras de que acaba de recibir una mala noticia, o bien, de discutir con alguien. Sucede también que basta con que un miembro del equipo o familia tenga una mala actitud, para que todo el ambiente se estropee, ¿cierto?
Por otro lado, ¿has notado que estar cerca de algunas personas hace que te sientas bien, contento y de buen humor?